Estados Unidos solicitó la liberación del gendarme argentino detenido-desaparecido, pero Maduro frustró el intento al imponer condiciones inaceptables. La Casa Blanca se vio imposibilitada de cumplir con las demandas del régimen venezolano, provocando el fracaso de las negociaciones.
A pesar de los esfuerzos diplomáticos, la posibilidad de la liberación se desvaneció cuando Venezuela insistió en términos que iban más allá de lo razonable. La tensión entre ambas naciones dificultó cualquier acuerdo viable para resolver la situación del gendarme argentino.
La falta de flexibilidad por parte del gobierno de Maduro evidenció su postura inflexible y poco cooperativa, dejando en incertidumbre el destino del detenido-desaparecido y complicando las relaciones internacionales con Estados Unidos.